sábado, 2 de mayo de 2009

Puedes imaginar una ciudadanía mestiza

Sí, debería existir una ciudadanía mestiza.
En primer término, es una necesidad:tengo derecho a ser como voy siendo entre los demás, sin constituírme en una amenaza para nadie.
En segundo lugar, mi mestizaje bien podría ser una forma transversal de empoderamiento, enriquecimiento lícito e innovación comunitaria.
No dilapidar; hay que reinvertir las ventajas del mestizaje heredado -aún cuando se tratara de una herencia inempeorablemente mal habida-, en productividad.
El mestizaje es un gérmen íntimamente revolucionario y silencioso, altamente variable y universal.

Si la "pureza" de lo único o igual, su "unicidad" está amenazada por la mezcla,lo inmaduro, lo incompleto, la pluripotencialidad y la multiformidad, una ciudadanía mestiza es peligrosa, por eso es muchas veces denegada.
Aunque para nuestra cultura la cuestión del "origen" juegue un papel primordial, éste no deja de ser apenas un territorio "genéticamente" imaginado.
Dejemos fuera estas suposiciones paradójicas, monopólicas, excluyentes, arbitrarias e invalidantes, alcemos las banderas de la ambigüedad: descorramos cerrojos, levantemos barreras, crucemos los puentes, coloquémoslas en el centro de la visibilidad.
Transitemos, traduzcamos, inevitablemente traicionemos, negociemos y forniquemos también con lo otro.
Toda una geografía mestiza aparecerá entonces como un piélago nuevo y hospitalario donde alimentar nuestra mestiza forma de ser, nuestra ciudadanía ya no intimidante sino regenerativa, barroca y mágica. Quién puede anticiparnos qué maravilloso conejo saldrá de su galera?

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